Arizcuren es una pasada, lo mires por donde lo mires. Ya conocíamos los vinos y estábamos encantados, pero aún teníamos la espinita de la visita a la bodega. Por fin hemos ido y de verdad que hemos alucinado. La bodega está en un bajo, como bodega de garaje, todo está superbién distribuido, limpio y ordenado, desde la recepción de la uva hasta el etiquetado. Hicimos la visita y la cata con Óscar, lo pasamos genial y aprendimos mogollón, es un encanto y un profesional como la copa de un pino. Y sobre la cata, nosotros que hemos estado en unas cuantas, salimos de allí diciendo que es de las mejores que hemos hecho. No solo ponen una muy buena selección de sus vinos, con el mejor que tienen incluido, sino que además muy bien acompañados, muy bien distribuidos en el tiempo y con un extra sorprendente ;)