Es un poco odisea el comer un pintxo de su conocida tortilla. Pasé de casualidad a las 10:45 y me animé a hacer cola creyendo que abrían a las 11. Pues no, a las 11:45 te apuntan el nombre y lo que quieres. Justo llegué al último pintxo... vale... hasta las 12:45 no abren y te van poniendo por donde hay hueco, ya que dentro es en barra o mesita de pie u otra de 6 u 8 personas... Justo quedaba mi último pintxo y era un poco ridículo y al final el camarero le dijo que me lo pusiera entero, que lo merecía y me lo pusiera todo. Mereció la pena pasarme la mañana en una cola para comerla. Ya he estado veces en Donosti, así que ya tenía todo medio visto y pude permitirme el esperar. La sensación al entrar es la mezcla de tortilla y txuleta.... madre mía. Tortilla jugosa, en su punto de sal....Y recomendable el tomate. Por cierto, txakolí (muy rico también)y pintxo 5,80... También a destacar el buen ambiente y servicio de los camareros...Volveré....