Visita excelente, muy puntuales y con una guía, Inés, muy experimentada y seria.
La iglesia es una auténtica maravilla; su explicación me recordó a mis clases de Patrimonio, cuando tratábamos la polémica de la restauración impulsada por Fortunato de Selgas a principios del siglo XX, junto con las figuras de Luis Menéndez-Pidal y Luis Rodríguez de Cueto Ferrándiz. Hoy puedo decir que es una joya imprescindible del arte asturiano (no me gusta llamarlo “prerrománico” porque parece que es solo un elemento anterior al románico y le resta entidad, como si no tuviera valor por sí mismo; por eso prefiero denominarlo “arte asturiano”).
La visita es únicamente guiada y en horarios concretos, por lo que recomiendo consultar previamente el horario de apertura. Incluye un breve vídeo que muestra una recreación de cómo sería la iglesia en origen, y la guía combina con acierto el contexto histórico, el análisis técnico y artístico, así como curiosidades y detalles de la restauración.