Entramos en este bar porque lo vimos lleno y nos gustó la decoración.
Los camareros fueron muy agradables, siempre con una sonrisa, aunque estaban claramente desbordados y no daban abasto.
La cocina fue bastante lenta, tardaban mucho entre plato y plato. Aun así, los postres estaban muy buenos; son caros, pero merecen la pena.
Una lástima, deberían reforzar tanto el personal de cocina como de sala, porque se nota la falta.
No volvería a ir porque no me gusta esperar tanto entre tapa y tapa, pero reconozco que la comida estaba bien elaborada y los camareros hicieron lo mejor que pudieron.
No pedimos las tapas sin precio marcado (S/M), ya que varias personas se quejaban de los precios. El pescado se veía bien presentado, pero no nos atrevimos a probarlo.
En resumen: la comida es buena, el servicio amable, pero necesitan urgentemente más personal.