La colección del Museo Lázaro Galdiano me dejó impresionado por su diversidad y calidad. En los elegantes salones del palacete de Parque Florido se exponen obras maestras como el 'Aquelarre' de Goya, tablas flamencas de El Bosco, pinturas de El Greco, Zurbarán y Murillo, así como colecciones de joyería, cerámica, armas y miniaturas. El museo está muy bien organizado en cuatro plantas y recorre la historia del arte desde la Edad Media hasta el siglo XIX, con curiosidades como el bestiario de códices y las salas de artes decorativas. También me gustó su biblioteca y el jardín exterior, un remanso de paz en pleno barrio de Salamanca. Una visita imprescindible para amantes del arte.