Об этом месте

Ресторан Ikaro в Логроньо предлагает изысканное кулинарное путешествие, где эквадорские и испанские вкусы элегантно переплетаются. Известный своими креативными дегустационными сетами, это универсальное место мастерски сочетает фьюжн, средиземноморскую и испанскую кухни, великолепно дополняемые хорошими винами из Риохи. Гости могут насладиться блюдами в уютной и модной обстановке, что делает заведение идеальным выбором для трапезы в одиночестве. Признан за изысканное обслуживание и здоровые варианты меню, ресторан предлагает спокойную, интимную атмосферу с бесплатным Wi‑Fi и достойными удобствами. Будь то приятный обед или изысканный ужин - можете рассчитывать на опыт, который однозначно рекомендуется.

Стоимость

$$$$ 100+ EUR

Тип блюд

Обед, Ужин

Тип кухни

Фьюжн, Средиземноморская, Испанская

Услуги

Доступно бронирование, Еда в заведении, Требуется бронирование, Рекомендуется бронирование

Варианты диеты

Здоровая еда

Предложения

Подают алкоголь, Подают десерты, Подают пиво, Подают вино, Подают кофе

Как сюда добраться?

Ближайшие остановки общественного транспорта для вашего удобства.

Plaza de Abastos
Автобусная остановка 159 м пройти
Lardero
Автобусная остановка 182 м пройти
Torre de Logroño
Автобусная остановка 106 м пройти
Daniel Trevijano
Автобусная остановка 267 м пройти

Отзывы и рейтинги

Написать отзыв
4.7
на основе 1 296 отзывов
4.8/5 977 отзывов
4.3/5 319 отзывов
mila lacasita
mila lacasita
3 недели назад на Google
  • Еда: 4
  • Обслуживание: 5
  • Атмосфера: 5

Para mí entender los pescados y mariscos los bordan, las verduras sin más Los sabores ecuatorianos despuntan sobre los demás, con explosión de sabores, La Rioja se queda pobre. El cacao y chocolates expextaculares En general muy bien. El servicio exquisito. Recomendable

Antontxo Ego
Antontxo Ego
4 недели назад на Google
  • Еда: 5
  • Обслуживание: 4
  • Атмосфера: 3

Uno entra en Íkaro con una promesa ya servida: la de un viaje entre La Rioja y Ecuador, entre la técnica y la tierra, entre el equilibrio y el riesgo. Un menú degustación que se anuncia como mestizaje, como memoria reinterpretada. Y sin embargo, al terminar la velada, lo que queda no es el vértigo de la sorpresa, sino la suavidad de una ejecución que no se permite resbalar. Todo —y no es exageración— está bien hecho. Cada plato está trazado con disciplina quirúrgica: crocantes que ceden con precisión, salsas en su punto exacto, texturas que conversan entre sí sin alzar la voz. Pero esa misma compostura que impresiona, a veces también enfría. Como si Íkaro, en su afán de control, olvidara el estremecimiento. La secuencia de bocados comenzó con delicados juegos de presentación. El crujiente de cangrejo estilo Guayaquil, por ejemplo, apareció como una miniatura teatral: bonito, sabroso, contenido. No ofendía, no emocionaba. Era como leer una carta bonita sin encontrar una frase para subrayar. Algo similar ocurrió con los rollitos de calamar, vestidos de negro y presentados sobre piedras blancas. Su sabor era claro, salino, sin distracciones. Un bocado correcto en una escenografía que prometía más de lo que dio. Pero de pronto, Íkaro se permitió hablar en voz más propia. El humilde plato de patatas con chorizo, transformado en triángulo crujiente y acompañado de una cuchara de caldo, fue un momento de inteligencia y respeto. Allí, el restaurante dejó de citar a la alta cocina para recuperar su infancia. Fue un guiño sincero. No sólo gustó: conmovió. Y entonces llegaron las migas de pastor. Vestidas con una celosía comestible que parecía hecha con compás y paciencia, crujientes y ahumadas, con un fondo profundo que olía a fuego lento y a monte bajo. Fue ese plato el que verdaderamente conectó con algo más que la lengua: con la memoria. Con la tierra. Con la mesa de otro tiempo. Uno no viaja a una borda del Pirineo esperando geometría comestible… y sin embargo, allí estaba. Fue, sin duda, el instante más honesto del menú. El resto del recorrido mantuvo el mismo pulso: ejecución precisa, platos bellos, sabores definidos. Pero escasos sobresaltos. Íkaro camina con paso firme, sí. Pero rara vez corre. Y correr, a veces, es necesario para alcanzar lo inolvidable. Íkaro es un restaurante que domina el lenguaje de la alta cocina, pero que aún parece elegir cuidadosamente cada palabra antes de dejarse llevar por la poesía. Y eso, aunque admirable, a veces sabe a poco.

Развернуть
Henk Kaptein
Henk Kaptein
1 месяц назад на Google
  • Еда: 5
  • Обслуживание: 5
  • Атмосфера: 5

De restaurant laat twee culturen samenkomen op het bord. De Equatoriaanse en de Spaanse smaken komen in alle gerecht en terug. Het restaurant heeft van de buitenkant niet een aantrekkelijk blik, maar wanneer je binnen komt blijkt het uiterst verfijnd ingericht.