Gloria bendita asturiana.
Una fabada y un cachopo de chosco como Dios manda para compartir. Directo al alma. Nos conquistaron con el primer bocado. La fabada espectacular, hasta la cazuela estaba rica. Nos desabrochamos el botón del pantalón y seguimos. Adelante el cachopo de chosco. Nos lo comimos llorando. Sabíamos que después de él ya el resto serán peores. Cada bocado era una despedida de nuestra mejor experiencia cachopera.
Están bien situados, a 450m de la Catedral. Unos 7 minutos a pie. Eso sí después de tremenda comilona tardamos hora y media en llegar al emblemático monumento buscando asiento cada 2’. Estábamos llenos a reventar pero con una sonrisa en el rostro. Kilos de gloria en las venas.
Si solo pudieran visitar una sola cosa en Oviedo, no lo duden, El Rincón de Aldi.
El único pero, que no tengan una cama en la puerta para reposar el kilo de felicidad que hemos ganado.
El servicio muy simpático y amable. Rápidos y atentos. Muy recomendado.