Esta terraza es, sin duda, una joya oculta en pleno corazón del centro de la Ciudad de México. La descubrimos un sábado por la tarde, entre las 4 y 5 pm, y llegamos en el momento perfecto: había varias mesas disponibles y no tuvimos que esperar nada. Sin embargo, conforme pasaba el tiempo, el lugar comenzó a llenarse rápidamente, así que conviene llegar temprano si prefieres evitar filas o conseguir una buena mesa con vista.
El acceso es a través de un hostal, donde te cobran una entrada de $150 MXN, ya que hay un DJ tocando en vivo en la terraza. Subes en elevador hasta el sexto piso, y después hay que subir un piso más por escalera para llegar al área principal. Una vez arriba, el ambiente cambia por completo: la terraza tiene un ambiente relajado pero animado, buena música y unas vistas espectaculares del centro histórico.
En cuanto a precios, me parecieron bastante accesibles considerando la ubicación, el ambiente y la vista. La carta de alimentos no es muy extensa ni particularmente elaborada —principalmente snacks y botanas—, pero lo que probamos estaba bien preparado y cumplió perfecto para acompañar unas cervezas de barril bien frías.
Sin duda, es un lugar al que pensamos regresar, ya sea para una tarde tranquila entre amigos o para disfrutar del atardecer con buena música y una cerveza en mano. Ideal para quienes buscan algo diferente, con buena vibra y en el corazón de la ciudad.